Sector:
United Systems of Mankind
Sistema:
Las Minas
Planeta: Garris
Los motores del carguero espacial aumentaron su potencia,
levantando una nube de humo rojiza que rodeó a los tres viajeros y a sus
pertenencias. Seis meses después de aquel desastroso último golpe de la Banda
de Tres Dedos, cuando los Rangers los emboscaron abatiendo a muchos de sus
compañeros, habían recibido un mensaje.
Era de John “Pretty Boy” Lonegan, el antiguo lugarteniente
de Tres Dedos. Fiel a su estilo, poco dado a sentimentalismos, había asumido el
liderazgo de la maltrecha banda y tenía un nuevo plan.
Los tres compañeros se encaminaron a la cantina “El Descanso
del Minero”, donde habían quedado con “Pretty Boy”. Formaban un grupo bastante
dispar, en el que destacaba la enorme figura de Oso, el mecánico con sangre
nativa acompañado de sus sempiternos puros y su descomunal llave inglesa. A su
lado, Blackjack, pistolero y mujeriego, avanzaba con las manos en la culata de
sus revólveres. Por último, James Finday
los seguía, unos pasos más atrás, observándolo todo con su mirada de ave de
presa.
Cuando llegaron a la cantina, se encontraron con un viejo
camarada, Ringo, un veterano flaco y arrugado, pero con una puntería letal. No
en vano le llamaban “El Enterrador”, ya que cada vez que disparaba… enviaba a
uno a la tumba.
Ringo los montó en un vehículo terrestre antiguo, casi una
chatarra, para llevarlos con el resto de la banda. El planeta Garris era
conocido por dos motivos: Uno, que producía un tipo de mineral muy valorado
como fuente de energía, y que comúnmente se conoce como Oro Rojo. Y otro, que
cerca de sus montañas se generan una serie de ondas electromagnéticas que
dificultan los sistemas de navegación y comunicación de las aeronaves, de forma
que la mayoría de los transportes se realizaban vía terrestre.
Tras varias horas de camino, llegaron a una prospección
minera abandonada, donde se escondía la banda. Allí se hallaban Zambo, el
fanfarrón que hablaba y se movía como un rapero afroamericano a pesar de ser
blanco, Jermaine Cobbs, un hombre adusto que fumaba unos puros asquerosos y
John “Pretty Boy” Lonegan, que junto con Ringo formaban los restos de la
antigua banda de Tres Dedos.
Las nuevas incorporaciones eran Sven, un hombre gigantesco
con un brazo y un ojo biónicos, Samantha “La Serpiente”, una asesina experta en
infiltración, y un enigmático hombre pálido y escuálido, que se hacía llamar
Mr. Smith, y que cuando le preguntaron, simplemente dijo que era un psíquico
autorizado.
Tras las presentaciones, Lonegan les contó el plan. La
compañía Dowson & Tadaka iba a realizar un envío masivo de oro rojo desde
sus minas hacia el Núcleo, donde lo vendería por una fortuna. Gracias a un
infiltrado, Lonegan se había enterado de dicho envío, el cual se realizaría a
través de un tren magnético de alta velocidad, camuflándolo como un simple
viaje de pasajeros. Calculaba que, si todo salía bien, podía haber un botín de
más de 500000 créditos por cabeza.
Tras hablarlo entre todos, idearon plan. Mientras parte de
la banda preparaba una emboscada, el resto se infiltraría en el tren para
asaltarlo desde dentro. De modo que, Pretty Boy y Samantha se hicieron pasar
por simples ricachones que estaban interesados en comprar acciones de Dowson
& Tadaka, mientras que Blackjack y Mr. Smith se hacían pasar por
predicadores ambulantes que propagaban la palabra de Dios por los planetas
fronterizos. Por último, Oso preparó unas bombas con detonador, y se hizo pasar
por un simple minero.
Samanta se coló por la noche y colocó las bombas en los
vagones. Al día siguiente todos ocuparon sus posiciones y ejecutaron el plan a
la perfección. Las bombas detonaron, separando los vagones y derrumbando
toneladas de roca en el camino del tren, impidiendo su avance.
Mientras Finday y Ringo, junto con Sven, mantenían a raya a
los mercenarios de seguridad de un vagón, Oso, Blackjack y Mr. Smith, iban a
por el vagón donde tenían la carga. A pesar de estar fuertemente protegido, dos
o tres granadas del indio experto en explosivo ablandaron los suficiente a los
mercenarios para que Finday y Blackjack hicieran el resto a tiro limpio.
Con una precisión digna de un cirujano, se apoderaron de la
carga y huyeron cada uno por caminos separados, encaminándose luego al punto de
encuentro.
Llegaron allí por la noche, y se encontraron a Zambo y a
Cobbs que sonreían exultantes ante el botín que se mostraba ante sus ojos. Una
luz titilaba en el interior del cobertizo, indicando a los forajidos que sus
compañeros ya habían llegado.
Hablando y riendo entre ellos, se acercaron al edificio y
Zambo abrió la puerta…
¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!
Fundido en negro.
Un mensaje se puede leer en la parte
inferior de la pantalla.
3 Años Después.
Suena un comunicador.
Un archivo recibido.
Una foto mal enfocada de Pretty Boy.
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